¿Existen causas o motivos para comer de más?

Los hábitos son comportamientos que se repiten de forma casi automática día a día. En sujetos con sobrepeso y obesidad, son comunes los hábitos poco o nada saludables que favorecen el proceso patógeno (aporte nutricional inadecuado, sedentarismo).

Los atracones, el picoteo permanente, la sobre ingesta no percibida, las raciones desproporcionadas o las comidas nocturnas son algunas de las conductas de alimentación no saludables.

AMBIENTE FAMILIAR/SOCIAL OBESOGÉNICO

Es frecuente que el medio favorezca el desarrollo de sobrepeso u obesidad: el estilo de vida de amplios sectores sociales y de muchas familias; su forma de alimentarse, recrearse y festejarse; sus horarios de vigilia y sueño; la tolerancia al que está engordando seguida del posterior rechazo social. El medio familiar reproduce el esquema social, pocas veces protege y en ocasiones es cómplice; suelen ser familias con sobrepeso y obesidad, negligentes y sobreprotectoras y negligentes a la vez. En algún caso, puede ocurrir que se coma sin parar para fastidiar como desafío a sus padres engordando.

En este proceso participan factores genéticos y epigenéticos junto a un ambiente que facilita su expresión. Entre los primeros, son rasgos temperamentales que en un alto porcentaje son hereditarios.

La obesidad tiene consecuencias psicológicas a corto y largo plazo. Desde otra perspectiva, la ansiedad, en especial, aquella ligada a estados emocionales negativos, está presente en la etiopatogenia del sobrepeso y la obesidad como predisposición personal y familiar, como factor desencadenante y especialmente, en su desarrollo y mantenimiento. No es raro descubrir cómo y en qué circunstancias se desencadenó el proceso, la obesidad tiene una historia. Finalmente hay factores de mantenimiento o perpetuación del cuadro, que, quizá son los más importantes.

PREDISPOSICIÓN INDIVIDUAL

Hay quienes nacen con ansiedad de comer, otros, inapetentes; o los que sólo se calman o consuelan comiendo. Son rasgos de temperamento compartidos muchas veces con sus padres. Su expresión puede darse en cualquier etapa de la vida, más aún, en un ambiente que lo favorece.

“El aumento de peso tiene una historia, en muchas ocasiones ligada a situaciones difíciles de afrontar: eventos vitales que desencadenan conductas obesogénicas, probablemente en sujetos predispuestos”.

MOTIVOS PARA COMER DE MÁS

Estos factores son los de mayor importancia, ya que favorecen la situación sus exacerbaciones y su cronicidad. Los motivos para comer son muchos: consuelo, compensación, malos hábitos, calmar la ansiedad, modular el estrés, síntoma ciclotímico (altibajos emocionales), complicidad con otros miembros de la familia igualmente comilones, o por lo contrario, comer y engordar para “fastidiarles”.

- Refuerzo negativo: comer para consolarse

Hay personas con sobrepeso u obesidad que, con frecuencia, son rechazadas e incluso descalificadas. A mayor rechazo social, más comidas. Esta falta de aceptación a menudo lleva a consolarse comiendo.

- Mecanismo de defensa: comer como compensación

Comer se convierte en un recurso para evitar deprimirse y salvar, así, algunos aspectos de autoestima. Se tiene una mala imagen de uno mismo en cuanto al aspecto físico, pero se mantiene un elevado autoconcepto de las virtudes sociales, familiares, emocionales, e incluso académicas. Toda compensación tiene su coste: aumenta la ingesta.

- Malos hábitos para calmar la ansiedad

Junto con el descontrol de la alimentación pueden aparecer horarios y calidad del sueño alterados, hábitos de evacuación y aseo inestables, menor actividad física de la correspondiente a la edad, conducta social, escolar o laboral irregulares.

- Insatisfacción corporal. Deseo imperioso de adelgazar. Comer a escondidas

Las chicas, y en menor grado los chicos, con sobrepeso presentan insatisfacción corporal, malestar con su apariencia física, y también interna, consigo mismas. En momentos depresivos, la insatisfacción se acrecienta y, con ello, la posibilidad de perder el control. El deseo de adelgazar se hace obsesivo e imperioso. Se produce traición y se come a escondidas.

- Respuesta inadecuada al estrés. Comer para modular el estrés

Ante situaciones estresantes uno se pone nervioso, se come más, se deja de hacer ejercicio y se experimenta problemas grandes de concentración.

- Incompetencia familiar: comer por complicidad familiar

Casi siempre, hay alguna complicidad familiar, a veces por sufrir idéntico problema o, simplemente, por negligencia.

CONCLUSIÓN

La obesidad crece de forma dramática, afectando a todas las edades, incluidas la infancia y adolescencia. Es una epidemia global, donde, de distinta manera, las personas de países ricos y pobres son víctimas de esta malnutrición.

Mientras aumenta de peso, la sociedad se impone, quizás como contrapartida, un culto a la delgadez. Contradicción que se traduce en trastornos de comportamiento alimentario, antes reducidas a pequeños grupos sociales y que, en las últimas décadas, se extiende a amplios sectores en los países de sociedades homogéneas y en los países de economías emergentes.

La obesidad no es un trastorno mental ni un sinónimo de TCA. El sobrepeso es un antecedente de un tercio de los casos de anorexia nerviosa y puede ser también una consecuencia a largo plazo de la bulimia nerviosa. Hay, por lo tanto, TCA que cursan con desnutrición (anorexia nerviosa), con peso normal o sobrepeso (bulimia nerviosa o trastorno por atracones).

El sobrepeso y la obesidad son enfermedades de hábitos en ambientes (familiares) obesogénicos. Hay estilos de ingesta variados, relacionados con rasgos de temperamento, que comparten con familiares.

Los episodios obesogénicos tiene una historia en muchas ocasiones, ligada a situaciones de afrontar. Los motivos para comer en exceso son muchos: compensación, consuelo, malos hábitos, calmar la ansiedad, modular el estrés, síntoma ciclotímico, comer con otros miembros de la familia igualmente comilones, o por el contrario, comer y engordar como relación con ellos.